El asesinato del joven paramédico voluntario Obed Yair Reyes López en Navolato, Sinaloa, ha causado profunda indignación y demanda justicia para quienes arriesgan su vida por ayudar.
NAVOLATO, SINALOA.-
La comunidad de la Cruz Roja Mexicana vive horas difíciles tras el brutal asesinato del joven Obed Yair Reyes López, un paramédico voluntario, hallado sin vida después de haber sido privado de su libertad el viernes 11 de julio en la zona turística de Altata, municipio de Navolato.
En un hecho que consterna no sólo a su familia, sino a toda la sociedad civil, Obed Yair, de 25 años, fue secuestrado mientras se encontraba fuera de servicio, caminando por el malecón, y horas después localizado con al menos seis heridas de bala en la sindicatura de Costa Rica. Fue trasladado de urgencia a un hospital del IMSS en Culiacán, donde se confirmó su fallecimiento esa misma noche.
La Delegación Estatal de Cruz Roja en Sinaloa expresó su profunda consternación y tristeza, calificando este asesinato como una pérdida irreparable para una institución compuesta principalmente por voluntarios que entregan su vida por los demás sin recibir un solo peso a cambio. La delegación de Navolato también emitió un comunicado lamentando el fallecimiento de Obed y externando su solidaridad con los familiares.
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Tras este crimen, la Cruz Roja en Altata suspendió de inmediato sus actividades hasta que se garantice la seguridad del personal, en señal de protesta y como una medida de protección. El temor entre los voluntarios es evidente: no existen garantías para quienes, como Obed, salen todos los días a salvar vidas sin armas ni protección.
En redes sociales se multiplicaron las muestras de solidaridad. Voluntarios de otras instituciones y ciudadanos compartieron mensajes de indignación, recordando que Obed no portaba uniforme ni estaba en funciones al momento del ataque. Solo llevaba “vendas, oxígeno y la voluntad de ayudar”.
Uno de los mensajes más difundidos fue el de la Comisión Nacional de Emergencias, que reclamó: “No somos el enemigo, somos quienes llegamos cuando todos se van”. En ese mismo mensaje, expresaron su dolor como compañeros de vocación: “Hoy lloramos contigo, Cruz Roja. Hoy lloramos por ti, Obed”.

Un crimen que refleja impunidad
El caso de Obed Yair se suma a una larga lista de ataques contra personal médico y de emergencias en diversas partes del país. Lo que más indigna a la comunidad es que no se ha informado de avances en la investigación, ni se han dado detalles sobre los responsables del asesinato.
Autoridades locales han sido cuestionadas por la falta de protección a socorristas y rescatistas, sobre todo en regiones con alta presencia del crimen organizado. La inseguridad, dicen los propios voluntarios, se ha normalizado al punto de que ni ellos, quienes llegan en ambulancias a auxiliar a heridos, se sienten a salvo.
Vocación sin respaldo
Obed era un joven comprometido con su vocación. Sus compañeros lo describen como entregado, alegre y siempre dispuesto a servir. “Era un paramédico chingón que ni siquiera estaba en funciones. No tenía problemas con nadie”, escribió un amigo cercano en redes sociales.
Para muchos, el asesinato de Obed representa el colmo de la violencia: el crimen no solo arrebata la vida de inocentes, sino que también golpea a quienes dedican su tiempo a salvar a otros sin esperar nada a cambio.
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Exigen justicia y respeto
Diversas organizaciones civiles, rescatistas y cuerpos de emergencia han exigido públicamente a las autoridades una investigación seria, castigo a los culpables y garantías reales de seguridad para todos los voluntarios.
El llamado es claro: respetar la vida de quienes ayudan, porque “lo único que nos respalda es la voluntad de servir y la fe de regresar vivos a casa”.
Hoy, el país entero acompaña el luto de la familia de Obed y de sus compañeros. Hoy, más que nunca, urge justicia.