La startup tecnológica Builder.ai, valorada en más de mil millones de dólares, ha caído en desgracia tras revelarse que su supuesta inteligencia artificial era operada por cientos de humanos.
NUEVA YORK.-
Lo que prometía ser una de las empresas más innovadoras del mundo tecnológico resultó ser una fachada. Builder.ai, una startup que ofrecía desarrollo automatizado de aplicaciones con inteligencia artificial, ha entrado en bancarrota después de descubrirse que su producto estrella, Natasha, no era más que una simulación respaldada por 700 ingenieros humanos en India.
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La compañía había logrado captar la atención de gigantes como Microsoft, que invirtió 445 millones de dólares, y del fondo soberano de riqueza de Qatar. Su promesa era clara: automatizar el desarrollo de apps con un sistema que trabajaba “tan fácil como pedir una pizza”. Pero todo era una ilusión.
Natasha, la IA que nunca fue
El eje del modelo de negocios de Builder.ai era Natasha, su supuesto sistema de inteligencia artificial. Presentada como una herramienta capaz de generar diseño, funcionalidad y código completo en días, Natasha era descrita como la solución definitiva para emprendedores sin conocimientos técnicos.
Sin embargo, una investigación de Bloomberg reveló que el código era producido por equipos humanos, no por ningún modelo de IA. Incluso se simuló un contrato con la firma india VerSe para inflar cifras de ventas y atraer inversionistas.
Las respuestas que Natasha ofrecía en tiempo real no eran más que plantillas y frases generadas por humanos tras bambalinas, en una operación que parecía automatizada, pero que estaba cuidadosamente orquestada por cientos de ingenieros ocultos del público.
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Finanzas maquilladas y promesas incumplidas
En mayo de 2024, el fondo Viola Credit embargó 37 millones de dólares de las cuentas de la empresa tras detectar que Builder.ai había inflado sus ingresos proyectados en un 300%. Su fundador, Sachin Dev Duggal, aseguraba que la compañía alcanzaría ventas por 220 millones de dólares, pero la auditoría reveló ingresos reales de solo 50 millones.
Duggal también enfrenta investigaciones por lavado de dinero en India, y ya desde 2019 había sospechas sobre el modelo de negocio de la compañía. Un reportaje del Wall Street Journal incluía testimonios de exempleados que confirmaban que todas las tareas eran manuales, pese a lo que la empresa comunicaba públicamente.
El exempleado Robert Holdheim incluso demandó a la compañía por 5 millones de dólares tras ser despedido por denunciar que Natasha era “una cortina de humo”.
El colapso de un unicornio
Tras la llegada del nuevo CEO, Manpreet Ratia, se expusieron los verdaderos números y se confirmaron las malas prácticas. Builder.ai tiene deudas de 85 millones de dólares con Amazon y otros 30 millones con Microsoft, por servicios en la nube y tecnología.
Más de 1,000 personas han perdido su empleo, y hay investigaciones abiertas en Estados Unidos y Reino Unido por fraude, malversación de fondos y prácticas engañosas. El colapso de Builder.ai no solo afecta a los inversionistas, sino que también deja una mancha en el creciente ecosistema de startups tecnológicas.
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El caso de Builder.ai se suma a una creciente lista de empresas tecnológicas que, bajo el manto de la innovación, engañan a inversionistas y usuarios con soluciones inexistentes. Expertos en tecnología advierten que esta situación expone la urgencia de establecer mecanismos de regulación y auditoría más estrictos en el sector de la inteligencia artificial, donde las promesas son muchas, pero los resultados reales no siempre cumplen con las expectativas creadas.
