Un grave foco de contaminación en El Limón Nayarit pone en riesgo cultivos y la salud de la comunidad por el uso de tierras como sitio de desecho, alertan vecinos.
SANTA MARÍA DEL ORO.-
En una zona agrícola del municipio de Santa María del Oro, específicamente en El Limón, se ha reportado el uso de parcelas privadas como sitios para la disposición de desechos orgánicos de origen porcino, entre otros residuos de origen animal. Esta práctica, aparentemente ligada a actividades ganaderas no reguladas, ha generado preocupación entre habitantes y productores vecinos, quienes temen por la afectación ambiental, agrícola y de salud pública.
El suelo es uno de los recursos más afectados. La constante descarga de excremento de cerdos en la parcela ha provocado un cambio en la composición del terreno. Expertos en agricultura señalan que la fertilidad se ve gravemente alterada, al igual que la estructura natural del suelo, que comienza a perder su capacidad de absorción y equilibrio químico.
Además, los líquidos provenientes de estos residuos se filtran hacia capas más profundas, provocando lo que se conoce como lixiviación. Este proceso puede inutilizar las tierras para cultivos futuros e incluso afectar mantos freáticos si no se toman medidas de contención. La presencia de materia orgánica en descomposición atrae plagas, genera malos olores persistentes y acelera la degradación del terreno.

Parcelas colindantes, muchas de ellas sembradas con caña de azúcar y maíz, están comenzando a mostrar signos de afectación. El escurrimiento superficial arrastra contaminantes que ingresan al sistema radicular de las plantas. Esto no solo afecta el rendimiento de las cosechas, sino que también compromete la calidad del producto final.
La caña de azúcar, una de las principales fuentes de ingreso para los productores de la región, podría perder su valor comercial si se determina que contiene elementos tóxicos absorbidos del suelo. Además, el temor a posibles sanciones por parte de compradores industriales, en caso de detectarse productos contaminados, ya ronda entre los agricultores.
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El ambiente en El Limón ha cambiado drásticamente. Vecinos reportan que los olores fétidos comienzan desde la madrugada y se intensifican con el calor del mediodía. Vivir o trabajar en estas condiciones genera un entorno hostil, que afecta no solo el bienestar físico, sino también el estado emocional de los habitantes.
El entorno natural también sufre. La fauna local se ve desplazada, mientras los insectos, aves carroñeras y roedores se multiplican por la presencia constante de materia orgánica en estado de putrefacción.
El impacto en la salud ya es tangible. Los habitantes cercanos a estas parcelas manifiestan síntomas como náuseas, dolores de cabeza, fatiga, mareos y problemas respiratorios, especialmente en personas mayores y niños. El contacto constante con bacterias, virus y otros patógenos presentes en los residuos representa un riesgo latente de brotes infecciosos.
Médicos rurales han advertido que, si no se contiene esta situación, podría incrementarse la aparición de enfermedades gastrointestinales y dermatológicas. Sin un sistema de saneamiento adecuado, la exposición directa y prolongada a estos residuos puede ser muy perjudicial.
Los vehículos encargados de trasladar los desechos no solo representan una fuente de contaminación móvil, sino que también deterioran las vías rurales. Caminos de terracería, ya vulnerables por las condiciones climáticas, ahora presentan baches y acumulaciones de lodo contaminado, especialmente durante la temporada de lluvias.
Además, las ruedas de estos camiones arrastran los residuos por varios kilómetros, extendiendo el problema más allá del punto de descarga. En días calurosos, el hedor se vuelve insoportable; en días lluviosos, el problema se convierte en un riesgo sanitario.
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Otro de los efectos más visibles es la proliferación de plagas, principalmente gusanos y moscas. Estos insectos invaden no solo las parcelas contaminadas, sino también hogares, graneros y áreas de trabajo. La situación ha llevado a algunos productores a invertir en pesticidas y trampas, encareciendo sus operaciones sin garantizar soluciones duraderas.
Este tipo de fauna puede convertirse en vectores de enfermedades como salmonelosis, disentería o infecciones en animales domésticos y de granja. El aumento descontrolado de estas plagas es un síntoma claro de que algo no está funcionando.

Parcelarios y habitantes de El Limón han levantado la voz. A través de redes sociales, han expresado su inconformidad por el uso de tierras como tiradero de desechos. Aseguran que esta práctica se ha extendido sin ningún tipo de regulación, y exigen la intervención de las autoridades municipales, estatales y ambientales.
Además, algunos señalan que esta práctica podría estar violando normativas ambientales, como la NOM-004-SEMARNAT-2002, que regula el uso de biosólidos. Exigen sanciones para quienes permiten o fomentan esta actividad.