La primera mujer en encender el pebetero olímpico dejó una marca imborrable en la historia del deporte y la lucha por la igualdad de género.
INTERNACIONAL.-
El 12 de octubre de 1968, Enriqueta Basilio se convirtió en la primera mujer en la historia en encender el pebetero olímpico, un momento icónico que no solo marcó el inicio de los Juegos Olímpicos de México, sino que también encendió una llama de esperanza y cambio en la lucha por la igualdad de género. Este acto simbólico no solo representó un hito deportivo, sino que se convirtió en un poderoso emblema de empoderamiento femenino.
Norma Enriqueta Basilio Sotelo, nacida el 15 de julio de 1948 en Mexicali, Baja California, provenía de una familia dedicada a la recolección de algodón. Desde joven, demostró un talento excepcional para el atletismo, superando los desafíos de una época en la que las mujeres enfrentaban restricciones significativas en el ámbito deportivo. En 1967, Basilio se coronó campeona nacional en los 80 metros vallas y también destacó en los 100 y 200 metros planos.
Su determinación y habilidades la llevaron a representar a México en los Juegos Olímpicos de 1968, donde compitió en varias disciplinas. Sin embargo, su legado más perdurable proviene del honor que le otorgó el comité organizador de esos Juegos: ser la primera mujer en encender el pebetero olímpico. Vestida de blanco, Basilio recorrió el estadio Olímpico Universitario, subiendo los 92 escalones que la llevaron a encender la llama que simboliza el espíritu olímpico.
Este evento histórico fue cubierto con gran atención por la prensa internacional. El columnista deportivo del Times, Arthur Daley, destacó la importancia del momento, señalando que se trataba de un avance significativo para las mujeres en el deporte y la sociedad.
El legado de Enriqueta Basilio va más allá de su carrera como atleta. Continuó promoviendo el deporte y la paz a lo largo de su vida, participando en eventos como el Recorrido del Fuego Simbólico por la Paz y el Deporte. También fue miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano y participó en el relevo de la antorcha olímpica en los Juegos de Atenas 2004.
Enriqueta Basilio falleció el 26 de octubre de 2019 en Ciudad de México a los 71 años, dejando tras de sí un legado inspirador de perseverancia y lucha por la igualdad. Su acto de encender el pebetero olímpico sigue siendo un símbolo de esperanza y cambio para todos aquellos que luchan por la justicia y la equidad de género.
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